Tapas
María y su marido Juan abrieron en los años setenta un bar familiar de tapas. Ella se encargaba de la cocina y de los pedidos, y Juan de atender a la clientela, llevar el papeleo y los bancos. Miguel, el hijo de ambos, diagnosticado de E.L.A. en 2008, fue perdiendo movilidad hasta quedar poco a poco postrado en una silla de ruedas al cuidado de sus padres. Así funcionó todo durante muchos años en la familia, hasta que Juan falleció de un infarto dejando viuda a María. Tras los años cumplidos, María acudió a solicitar su jubilación con la intención de cerrar o traspasar su negocio. Planeaba contratar a una profesional para que le ayudara con los cuidados de su hijo y poder descansar por fin de sus obligaciones laborales. Al fin y al cabo, se lo había ganado después de tantos años friendo patatas entre aquellas cuatro paredes. Pero María descubrió un secreto que su marido se había llevado a la tumba: había dejado de tributar por el trabajo de María en la seguridad social durante más de diez años, dejándola sin derecho a una jubilación digna y aprovechándose de su confianza para con las cuentas de la familia. Ahora, después de trabajar toda su vida, María deberá seguir pelando patatas para poder mantenerse y darle una vida digna a Miguel.
No garantizar los derechos laborales de tu pareja en vuestra empresa familiar es violencia económica.
Fecha:
16 de febrero de 2023