Fede y Carlos se acaban de casar y están espléndidos, irradian felicidad porque su primera hija ha nacido fuerte y sana. Fede trabaja para una multinacional vendiendo productos veterinarios y Carlos digamos que está explorando nuevos sectores laborales. Hace poco Carlos conoció a un grupo de Traders en un curso de internet y ha empezado a invertir dinero, incluso el de Fede. Al principio su mujer le apoya en todos sus proyectos, pero estos han empezado a fracasar uno tras otro. Carlos está seguro de que su próxima inversión, un nuevo complejo urbanístico, será la inversión que le devolverá todo el dinero que ha perdido y podrá recompensar a su mujer. Esta vez tampoco funciona y termina arruinándose. Carlos entra en una espiral de deudas y comienza a apostar, intentando que la fortuna le sonría y pueda devolver todo lo que debe. Apostando, claro está, el dinero de su mujer. La situación es insostenible y, cuando Fede decide poner fin a su relación, Carlos desaparece abandonándola a ella y a su hija, dejándole también una importante deuda. Fede intenta seguir hacia adelante apoyándose en sus amigas y en otras mujeres, acudiendo a recursos en los que pueden ofrecerle atención para recuperar la confianza en sí misma y desarrollarse de manera autónoma como familia.

Invertir, apostar, gestionar y gastar los ingresos de tu pareja aprovechándote de su confianza es violencia económica.

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