Frío
Nerea y su hijo Diego viven en unas circunstancias lamentables. Hasta hace un par de años eran una familia con una estabilidad económica media. Diego estudiaba en un colegio concertado, Nerea trabajaba en una tienda de ropa y Eugenio, el padre de Diego, era entrenador de atletismo. Las cosas empezaron a ir mal en el matrimonio y ambos decidieron divorciarse por el bien de Diego, para que no viviese más discusiones en casa. Se terminó el amor y Eugenio se trasladó a trabajar a Madrid. Con tierra de por medio, la custodia compartida se hace aún más complicada. La casa que habían comprado juntos con tanta ilusión hace unos años, y cuya hipoteca estaba a nombre de Nerea, sería el lugar donde decidieron que Diego debía quedarse, su casa. Con el paso de los meses Eugenio siguió pagando la pensión de alimentos de su hijo, pero dejó de pasarle a Nerea su parte de la hipoteca. Nerea comienza a recibir avisos del banco advirtiendo que puede ocurrir un desahucio, por lo que se ve obligada a pagar la hipoteca con la pensión que les pasa Eugenio. Esta situación alargada en el tiempo lleva a Nerea y a Diego a pasar uno de los inviernos más fríos de su vida, sin poder poner la calefacción, ahorrando en agua y en luz e incluso cambiando a Diego de colegio.
Abandonar a tu familia dejando de pagar tu parte de la hipoteca es violencia económica.
Fecha:
15 de febrero de 2023