Clases
Ángeles es, como muchas madres solteras migrantes, una incomprendida. Cuando acude a las tutorías escolares de su hija Fátima siempre se encuentra con la misma situación: tiene que dejar su trabajo, del que depende su familia, para acudir al colegio y escuchar críticas sobre la crianza de su hija. Recibe una serie interminable de violencias institucionales sobre ella y es presionada una y otra por no ser buena madre según criterios externos. El racismo, el machismo, la xenofobia, la condescendencia sobre las madres jóvenes y solteras le atraviesan, además de sufrir violencia económica institucional. Ángeles no es mala madre si no tiene dinero para apuntar a su hija a extraescolares de refuerzo, no es mala madre si no tiene tiempo de participar en el A.M.P.A. como otras familias y no es mala madre si no tiene capacidad para abordar el papeleo que supone solicitar ciertos recursos. Cuando Ángeles pide respeto tanto para ella como para su situación familiar, es vista como una desquiciada. Aprender a no juzgar las situaciones que tenemos enfrente sin conocer sus características, necesidades y carencias continúa siendo una asignatura pendiente.
El prejuicio al que son expuestas las madres solteras e inmigrantes por no llegar a cubrir las necesidades de sus menores a causa de las trampas bancarias y burocráticas de las ayudas sociales, es violencia económica institucional.
Fecha:
17 de febrero de 2023